El naranja no es el nuevo negro

Por Mario Bohanon,
Contribuyente y Traducción por Pavel Radostev Pushina

No hay nada malo en la elección de identificarse como negra o con la cultura negra. Es una cosa hermosa cuando una persona elige abrazar plenamente una cultura que es diferente de la suya.

No hay nada malo con Rachel Dolezal al querer ser negra. El verdadero problema es que Dolezal retuvo la verdad sobre su verdadera identidad, naciendo una mujer blanca.

Durante los últimos ocho años, Dolezal ha vivido su vida como una mujer negra.

Ella fue presidente de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color, ANAGC (NAACP), capítulo en Spokane, Washington desde 2014.

Se casó con un hombre negro y tuvieron un hijo juntos. Fue a la universidad de Howard, una universidad históricamente negra. Escogió hacerse la permanente con su pelo y broncear su piel, lo que le hizo parecerse más a una mujer afroamericana.

La vida de Dolezal se convirtió en noticia nacional cuando reveló que no era étnicamente como decía ser.
Fue traído específicamente en duda después de que ella se negara a responder a una pregunta sobre si ella era blanco por un reportero.

Esto se agitó aún más por el hecho de que la ANAGC es una organización formada con el deseo de ofrecer la igualdad de derechos y eliminar la discriminación basada en el origen étnico.

Lo que lo hizo un debate nacional es que Dolezal trajo una nueva opción a la gente, la posibilidad de ser transracial. Transracial es el cambiar su identidad racial a aquella que verdaderamente cree ser, similar pero a la vez muy diferente al tema de la comunidad de gente transexualidad.

Todos los días, los hombres y mujeres enderezan su pelo, blanquean su piel, y llevan lentillas para cambiar el color de sus ojos, pero Dolezal escogió broncearse y hacerse la permanente con su pelo, lo que se asocia con su intento de identificarse como una mujer físicamente negra.

La idea de que una persona cambie su apariencia para que sea lo que creen ser la apariencia de otra cultura puede ser ofensivo, por lo que se hizo muy controversial. Pero, por lo menos Dolezal escogió representarse a si misma como una mujer educada de buenos modales que se identifica con la cultura.

Es difícil estar de acuerdo con los críticos que ridiculizan su estilo de vida y lo comparan con los que insultan los grupos con cara pintada de negro. Dolezal no tuvo la intención de insultar a la población negra o Afroamericana al cambiar su color de piel.

Siento que estaba bajo la impresión de que para ser realmente la persona que ella cree ser, alterar su color de piel era suficiente.

Si dice ser negro, pero es la mejor del lugar va a ser más difícil para los demás a ponerse de acuerdo con quien ellas quieren ser en vida.

El problema más grande surge cuando al escoger identificarse como una etnia u otra no cambia genéticamente la herencia o linaje de una persona.

En una entrevista exclusiva con la NBC el 16 de junio de 2015, Dolezal dijo que comenzó a identificarse como negra a la edad de cinco años. Aunque soy partidario de su elección de abrazar la cultura negra, es difícil creer que alguien pueda elegir a la edad de cinco a identificarse como una etnia diferente a la suya, sobre todo en un hogar en el que ambos padres son de color blanco.

Sin embargo, no debemos tolerar la mentira. La elección de Dolezal de identificarse como Afroamericana o negra en sus solicitudes de empleo es deplorable y falta respeto.

En una aplicación, se debería escoger el origen étnico con el que se ha nacido, no al que se ha cambiado.

Al elegir mentir, Dolezal envía el mensaje de que es aceptable mentir acerca de quién se es en realidad para avanzar en su propia agenda, lo que en su caso es la promoción profesional.