Viviendo sola en la área de la bahía

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Jayvonna Corley ,
Contribuidor

Las pruebas y tribulaciones de convertirse en adulto

Cuando primero entre a mi yarda, todo parecía normal. No fue hasta que llegue a la barda que me lleva a mi puerta fue que note que algo estaba mal. La puerta estaba media abierta aunque yo recuerdo haberla cerrado. “Puedo jurar que la cierre,” me dije a mi misma mientras me arrimaba a la puerta de mi apartamento. Entre con hesitación y vi que mi hogar había sido vandalizado.

Vivo en un estudio entre la frontera de East Oakland y San Leandro. Digo frontera porque cuando volteo a mi derecha veo casas con portales y bardas. El pasto está seco y los perros se ven hambrientos. Cuando volteo a mi lado izquierdo veo yardas conjuntas con gente amable regando su yarda. He vivido aquí ya un poquito más del ano y he pasado por lo bueno y malo de vivir sola.

No fue hasta que se metieron a mi hogar que pensé que tal vez estaba siendo un poco ingenua y terca. Lo que sientes al saber que alguien estuvo dentro de tu casa y tocando tus cosas es un poco inquietante, te sientes violada de tu privacidad. Estaba perdida y confundida en que hacer después de que entre a mi apartamento. La ropa de mis vestidores estaban en el piso, cosas que estaban en mi closet habían sido tumbadas y habían sacado todo de mi bolsa sobre la mesa. Mi perro seguía en su jaula lo cual me sorprendió. Pensé que la hubieran tumbado tratando de entrar y salir.

Cuando primero me mude nunca me sentí en peligro, casi me sentía segura. Tengo una barda de seguridad en frente de mi puerta y otra que cubre mi entrada que es donde se dormía mi perro. No es mucho de un protector pero es gran compañía y es bueno para avisarme cuando hay alguien cerca de la barda.

Los primeros seis meses fueron increíbles. En realidad no tenía ningunos problemas más que gente dándole de comer a mi perro cuando pasaban. Hasta tenia algunos vecinos muy amables. Me sentia muy agusto en donde estaba. Me había preparado para vivir sola así que pensé que ser un adulto era fácil.

El verano pasado fue cuando cambiaron las cosas. Estuve involucrada en un accidente automovilístico antes de salir del estado. No tuve tiempo de arreglarlo así que lo deje fuera de mi casa. No estuve por tres semanas y cuando volví a casa mi carro había sido vandalizado. Las ventanas habían sido quebradas, le faltaban las llantas y el interior estaba todo roto. Estaba tan dolida porque no esperaba que eso sucediera en mi vecindario.

Como no tenía un carro se me hizo complicado ir y venir del trabajo así que tuve que cambiar trabajos. Lo cual lo hizo difícil mantenerme al tanto de mis pagos lo cual afectó mi presupuesto. El truco de vivir sola y pagar tus propios pagos es nunca retrasarte. En cuanto te retrases en un pago es muy difícil regresar a un buen nivel aunque solo te retrases en la más pequeña cantidad.

Aun después de que mi carro había sido vandalizado y estaba batallando en hacer mis pagos no me quería mudar ni encontrar una compañera de cuarto ni regresar a vivir con mis papas. Unos de mis más grandes logros fue encontrar mi propio departamento. Estaba determinada de pasar todas las pruebas y tribulaciones.

Este es el primer apartamento con el cual me quiero quedar, es el único que está dentro de mi presupuesto. Cuando vives sola aprendes lo mucho que puedes aguantar y controlar. No me quiero mudar a un lugar que no puedo pagar y terminar batallando hasta más. Tampoco quiero vivir con alguien y tener que pasar por las cosas incómodas de vivir con ellos. Me he acostumbrado a tener mi propio espacio y no lo quiero dejar.

Me tomo una a dos semanas para poder sentirme cómoda de nuevo dentro de mi hogar. Aun estaba determinada de quedarme con mi apartamento pero sabia que tenia que empezar a vivir con más precauciones. Encontre un mejor trabajo que me permitirá ahorrar dinero para poder encontrar un apartamento nuevo en un mejor vecindario.